Una metodología activa es un enfoque pedagógico que pone al estudiante en el centro del proceso de aprendizaje, fomentando su participación activa y su implicación en el proceso educativo.
En lugar de simplemente escuchar al profesor y tomar notas, los estudiantes involucrados en una metodología activa se involucran en actividades prácticas, debates, discusiones en grupo, resolución de problemas y otras actividades que les permiten aplicar los conocimientos adquiridos en situaciones reales.
Este enfoque tiene como objetivo promover una educación más significativa y participativa, en la que los estudiantes son capaces de construir su propio conocimiento y desarrollar habilidades de pensamiento crítico y resolución de problemas. Las metodologías activas pueden ser utilizadas en distintos niveles educativos, y aunque muchos creen que solo son utilizadas en educación infantil y primaria, lo cierto es que también lo son en etapas como Secundaria y Formación Profesional. En particular, ahondaré en esta última. Aquí te dejo algunos ejemplos de metodologías activas que usamos los profes en Formación Profesional:
- Aprendizaje basado en proyectos: los estudiantes trabajan en grupos para investigar y resolver un problema o crear un producto, utilizando diferentes habilidades y conocimientos. Ayuda a los estudiantes a afianzar los distintos conocimientos de forma práctica con un enfoque multidisciplinar y, en muchas ocasiones, intermódulos.
- Aprendizaje cooperativo: los estudiantes trabajan juntos en grupos pequeños para completar tareas, compartiendo responsabilidades y conocimientos. Esto les hace más responsables de su propio trabajo y crea una interacción positiva entre los compañeros ya que entienden que, el éxito del equipo es fruto de la ayuda cooperativa entre ellos, desarrollando habilidades interpersonales y grupales. A destacar que los alumnos participan en el proceso de evaluación.
- Aprendizaje basado en problemas: los estudiantes analizan casos reales y desarrollan habilidades de resolución de problemas y toma de decisiones, así como la autonomía y capacidad de cooperación entre ellos.
- Debate en clase: los estudiantes discuten diferentes puntos de vista sobre un tema en particular, argumentando sus opiniones y aprendiendo a escuchar y respetar las opiniones de los demás. Es interesante que exista la figura del moderador, que no necesariamente tiene que ser el profesor (a mí particularmente me gusta actuar de «ojeadora» en este tipo de actividad).
- Flipped Classroom: los estudiantes ven videos o leen material de aprendizaje en casa (o en el metro, bus, etc.) y luego aplican ese conocimiento en actividades prácticas en clase. La clave es transmitir el conocimiento en pequeñas píldoras de contenido, pocas ideas, pero de manera muy clara para que al alumno le sean fácil de procesar y comprender. Si quieres profundizar en este tema, picha aquí.
- Juego de roles: los estudiantes asumen diferentes roles y actúan en situaciones simuladas, lo que les permite practicar habilidades sociales y emocionales.
- Aprendizaje servicio: los estudiantes participan en proyectos comunitarios o de voluntariado en el barrio del instituto, aplicando sus conocimientos y habilidades para resolver problemas reales en la comunidad. A través de un servicio comunitario, se aprenden y trabajan los contenidos. Si te interesa este tema, no puedes dejar de visitar el blog de Roser Batlle, una experta en aprendizaje y servicio.
- Design Thinking: Esta metodología empezó utilizándose en el mundo empresarial para posteriormente salta al plano educativo. Se utiliza para resolver los problemas de una forma creativa y eficiente, minimizando el riesgo y aumentando las posibilidades de éxito. A partir de un problema planteado, los estudiantes deben hacer un análisis previo de la situación inicial, posteriormente establecer hipótesis, y a través de la puesta en práctica y/o experimentación, se prevén las posibles consecuencias, además de ponerlas en marcha.
Estos son solo algunos ejemplos de metodologías activas, existen muchas otras y es importante elegir la que mejor se adapte a las necesidades de tus estudiantes, objetivos educativos que desees alcanzar, edad, etapa madurativa de los alumnos, así como a los contenidos.
Incluir metodologías activas en tus clases, puede ser muy beneficioso para tus estudiantes, ya que les permite desarrollar habilidades prácticas y competencias relevantes para su futura carrera profesional.
Otro aspecto a tener en cuenta es el de cómo implementar estas metodologías en Formación Profesional. Si te interesa este aspecto, estate atento a mis siguientes posts.
Si estás opositando, no olvides incluir alguna de estas en tu unidad didáctica.