¿Crees que opositar es sólo para quienes no tienen cargas familiares, ni hijos, ni trabajo?
Entonces lo que te voy a contar hoy te va a sorprender (y mucho).
Leo mucho esto en los mensajes que recibo:
«Creo que ahora no es mi momento… tengo demasiado encima.»
Y te entiendo.
Porque la vida no se queda quieta cuando decides opositar.
Los trabajos siguen, los niños lloran, los abuelos enferman, y el reloj… no estira por más que lo intentes.
Pero también te digo una cosa:
no necesitas tener todo a favor para intentarlo.
Tengo alumnos que son la prueba viva de ello.
- Una de ellas fue mamá hace poco. Se ha reincorporado al trabajo con su bebé todavía muy chiquitito… y aun así, sigue estudiando.
- Otro alumno fue padre de gemelos hace dos meses. Está de baja, claro. Pero en lugar de desconectarse del todo, estudia cuando puede. Me decía el otro día:
«Miro la carita de mis peques y me dan ganas de seguir. Son mi motor.» - Otra alumna ha pasado meses muy complicados cuidando de su abuelo enfermo.
Y aun así, ha seguido. A su ritmo. Como ha podido.
Pero ha seguido.
¿Es más fácil cuando no trabajas o no tienes cargas familiares? Claro que sí.
Pero que sea más fácil no significa que sea imposible.
Se puede.
Si planificas bien.
Si priorizas.
Si entiendes que habrá días regulares, pero que también hay una motivación enorme detrás de cada esfuerzo: la posibilidad de mejorar tu vida profesional para siempre.
Y para eso estoy yo aquí.
Para ayudarte a organizarte, a no ir a ciegas.
Para que el poco tiempo que tengas, cuente.
Si te apetece hacerlo con estructura y con una guía que se adapta a ti, el Programa Anual de PGA está pensado para eso:
para quienes no lo tienen todo fácil, pero aun así no se rinden.
Aquí puedes ver cómo trabajamos durante el año.
Un abrazo.
Sara