Este año oposito, ¿Por dónde empiezo?
Una de las mayores incógnitas de los opositores tras un merecido descanso veraniego es la cuestión de cuándo comenzar a estudiar. A raíz de esta cuestión, también nos pueden surgir otras dudas relativas a la planificación.
Déjame compartirte mi método para asegurarte llegar a tiempo con todos tus objetivos cumplidos, lo que te dará un extra de seguridad el día del examen.
Cuando uno se enfrenta a un año de oposición, lo primero que ha que hacer es identificar tus objetivos anuales o a largo plazo, que serán aquellos que tienes desde hoy mismo hasta el día del examen. Estos objetivos deben ser específicos, realistas, cuantificables y temporalizables:
- Específicos: Por ejemplo, hacer la programación, llegar al examen con 25 tema estudiados y llevar el práctico. Como ves, son pocos objetivos y concisos.
- Realistas: Es imprescindible no pasar por alto este ítem…. Saca toda tu objetividad y haz un ejercicio de sinceridad y compromiso contigo mismo sobre a qué te vas a enfrentar, y más en particular, a qué estás dispuesto a enfrentarte, teniendo en cuenta tu situación personal (cargas familiares, trabajo….), tiempo disponible antes del examen y tiempo que estás dispuesto a “sacrificar” o emplear en el estudio. No olvides que también es imprescindible reservar un tiempo de descanso para eso, para descansar, ocio y tiempo libre.
- Cuantificables y temporalizables: tus objetivos deben poder ser medidos en cantidad y en tiempo, por ejemplo: para hacer la programación necesito 1 mes, para estudiarme un tema necesito 3 tardes, etc…
¡Ojo con los contratiempos! En ocasiones nuestro exceso de motivación nos hace olvidar que somos humanos, y como tales, surgirán situaciones en los próximos meses que supongan un contratiempo (una gripe, ir al dentista, llevar el coche al taller, etc.) de cara a nuestra planificación. Es por ello que te recomiendo que no sobrecargues tu planificación semanal, para poder hacer frente a estas situaciones. Es decir, hay que contar con los contratiempos que, por desgracia, escapan de nuestra planificación porque no sabemos cuándo ni cómo van a ocurrir.
Así pues, una vez identificados nuestros objetivos a largo plazo (que deberán ser específicos, realistas, cuantificables y temporalizables) deberemos desgranarlos en objetivos a corto plazo, que den respuesta a los anteriores, y que igualmente sean específicos, realistas, cuantificables y temporalizables. A mi personalmente me gusta que estos objetivos sean mensuales y, a su vez, estos los desgrano en cuantas semanas tenga el mes en cuestión.
El tercer y último paso consistirá en definir tareas concretas necesarias para cumplir esos objetivos a corto plazo.
Te añado una tabla donde puedes visualizar un ejemplo de planificación anual.