Opositar cuando tienes hijos, un trabajo o alguien enfermo a quien cuidar puede parecer una pérdida de tiempo.
“Total, a este ritmo puedo tardar años en presentarme al examen preparado…no vale la pena”
Déjame decirte que sí puedes hacerlo.
En un mundo ideal todos los opositores nos prepararíamos durante 8 horas al día (o más) durante 6 días a la semana.
Pero la realidad es que hay muchas personas que, con muchas responsabilidades diarias a sus espaldas, han conseguido prepararse y han acabado aprobando. Sin ir más lejos, yo oposité cuando mi hijo mayor todavía era muy bebé.
¿Por qué tú ibas a ser diferente?
La clave no es la cantidad de horas, sino la calidad del estudio y la constancia.
Para ayudarte voy a darte algunos consejos prácticos. Adapta a tu rutina los que más encajen contigo y… ¡a por todas!
- Haz de tu estudio algo flexible. Olvídate de los horarios rígidos. Si esperas a tener «una tarde libre» para estudiar, créeme… nunca llegará. Mejor piensa en bloques cortos: 20-30 minutos mientras los niños duermen, en la pausa del trabajo o antes de cenar. Lo importante es la constancia.
- Identifica tus momentos más productivos del día. Si por las mañanas te sientes más despejado, intenta estudiar antes de que todos se despierten. Si eres más nocturno, reserva un rato antes de dormir.
- Transforma los “tiempos muertos” en repaso
El tiempo está ahí, aunque no siempre lo veas. Mientras lavas los platos, en el coche, en la sala de espera del médico… Puedes:- Grabar tu propia voz con los temas y escucharlos como si fueran pódcast.
- Pegarte notas visuales en la nevera, el espejo o cualquier sitio visible con fórmulas, definiciones o fechas importantes.
- Si tienes hijos, inclúyelos en el proceso
Si son pequeños, conviértelo en un “juego”: explícales en voz alta lo que has estudiado, como si les estuvieras contando un cuento. Si son más mayores, puedes estudiar a la par que ellos: tú con tu temario, ellos con sus deberes. Incluso pueden hacerte preguntas tipo test para reforzar tu aprendizaje. - Planifica con cabeza (pero sin agobios)
No se trata de hacer planes de estudio imposibles, sino realistas. Un buen truco es fijarte objetivos semanales en lugar de diarios, para tener margen de maniobra. - Pide ayuda, no eres un superhéroe
Si puedes delegar tareas en casa o pedir apoyo (abuelos, pareja, amigos),¡hazlo! No es debilidad, es estrategia. Tu energía es limitada, úsala bien.
Y el consejo más importante:
Adapta el método a tu vida, no al revés.
Puedes contactarme contándome si vas a probar alguno de estos tips, estaré encantada de leerte 😊
Un abrazo.
Sara
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